Descubren un exoplaneta similar a la Tierra

Astrónomos internacionales han hecho un descubrimiento significativo: el exoplaneta Gliese 12 b, que sería potencialmente habitable y está ubicado a 40 años luz de la Tierra.

Este mundo, comparable en tamaño a Venus y un poco más pequeño que nuestro planeta, orbita su estrella anfitriona cada 12.8 días y tiene una temperatura superficial estimada de 42 °C, más baja que la mayoría de los 5.500 exoplanetas confirmados hasta ahora.

Shishir Dholakia, astrónomo en la Universidad del Sur de Queensland, en Australia, codirigió el equipo de descubrimiento con Larissa Palethorpe, estudiante de doctorado en la Universidad de Edimburgo. Según Dholakia, Gliese 12 b representa uno de los mejores objetivos para estudiar si los planetas del tamaño de la Tierra que orbitan alrededor de estrellas frías pueden conservar sus atmósferas, un paso crucial para avanzar en nuestra comprensión de la habitabilidad de los planetas de nuestra galaxia.

El hallazgo, publicado en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, es fundamental para comprender si estos planetas pueden mantener atmósferas adecuadas para la existencia de agua líquida y, posiblemente, vida.

Aunque Gliese 12 b no es el primer exoplaneta similar a la Tierra descubierto, ha sido anunciado por la NASA como “el mundo más cercano, en tránsito, templado, del tamaño casi de la Tierra, localizado hasta la fecha” y un objetivo potencial para una mayor investigación por parte del Telescopio Espacial James Webb.

La NASA utiliza un satélite de estudio de exoplanetas en tránsito, Tess, para observar los cambios de brillo de decenas de miles de estrellas para capturar tránsitos: “atenuaciones breves y regulares de las estrellas causadas por el paso de mundos en órbita”, según describe.

En el mismo, informa que es más fácil detectar planetas del tamaño de la Tierra que orbitan alrededor de enanas rojas porque, al ser una estrella más pequeña, la atenuación del tránsito es mayor, y la menor masa significa que el planeta en órbita produce un mayor “bamboleo” o “movimiento reflejo” en la estrella.

El descubrimiento de Gliese 12 b es especialmente emocionante porque podría tener una atmósfera similar a la de la Tierra, o podría ser como Venus, que experimentó un efecto invernadero descontrolado que lo convirtió en un infierno a 400°C (752°F).

También es posible que tenga un tipo de atmósfera completamente diferente a cualquier cosa encontrada en nuestro sistema solar. Obtener una respuesta sobre su atmósfera es vital porque revelaría si Gliese 12 b puede mantener temperaturas adecuadas para que exista agua líquida en su superficie, y al mismo tiempo proporcionaría respuestas sobre cómo y por qué la Tierra y Venus evolucionaron de manera tan diferente.

A pesar de la emoción, el descubrimiento de exoplanetas es un proceso complejo y meticuloso. La mayoría de estos mundos se descubren mediante el método de tránsito, en el que un planeta pasa por delante de su estrella desde nuestro punto de vista, provocando una caída en el brillo de la estrella anfitriona.

Durante un tránsito, la luz de la estrella también atraviesa la atmósfera del exoplaneta, y algunas longitudes de onda son absorbidas. Diferentes moléculas de gas absorben diferentes colores, por lo que el tránsito proporciona un conjunto de huellas químicas que telescopios como el James Webb pueden detectar.

Gliese 12 b también podría ser importante porque podría ayudar a revelar si la mayoría de las estrellas de nuestra Vía Láctea, es decir, estrellas frías, son capaces de albergar planetas templados que tienen atmósferas y, por tanto, son habitables. Sólo conocemos un puñado de planetas templados similares a la Tierra que están lo suficientemente cerca de nosotros y cumplen con los criterios necesarios para este tipo de estudio, llamado espectroscopia de transmisión, utilizando las instalaciones actuales”, destaca Michael McElwain, astrofísico investigador en Goddard de la NASA.

Ubicado a 40 años luz de la Tierra, Gliese 12 b se encuentra aproximadamente a la misma distancia que el sistema TRAPPIST-1, que está formado por siete planetas, todos aproximadamente del tamaño de la Tierra y probablemente rocosos, que orbitan alrededor de una estrella enana roja. Tres de ellos están en la zona habitable, pero al menos dos -y probablemente todos- no tienen atmósfera ya que serían áridos, lo que descarta las esperanzas iniciales de que pudieran ser mundos acuáticos que albergaran vida cuando fueron descubiertos hace ocho años.

El potencial de Gliese 12 b para tener una atmósfera, es que podría sustentar agua líquida es uno de los aspectos más intrigantes del descubrimiento.

“Podría estar a la temperatura adecuada para que el agua líquida se acumule en la superficie. Eso es importante porque creemos que los planetas son potencialmente habitables si pueden tener agua líquida en ellos”, indicó Dholakia.

Además, estudiar planetas como Gliese 12 b podría proporcionar información valiosa sobre nuestro propio sistema solar. “La Tierra y Venus son ejemplos clásicos de cómo una atmósfera puede cambiar la superficie de un planeta. Entonces, la Tierra es un refugio para la vida tal como la conocemos y Venus está lo suficientemente caliente como para derretir el plomo en su superficie”, explicó Dholakia.

La diferencia entre estos dos planetas se debe en gran medida a que Venus tiene una atmósfera muy hostil. Este planeta, que está justo entre la Tierra y Venus en términos de la cantidad de luz que recibe de su sol, podría en realidad cerrar la brecha y ayudarnos a entender por qué Venus y la Tierra resultaron ser tan diferentes.

El proceso de descubrimiento de Gliese 12 b fue descrito por Dholakia como un ‘momento Eureka’. “Hicimos los cálculos del reverso del sobre y descubrimos que probablemente tenga el tamaño de la Tierra, que probablemente sea templado y que esté muy, muy cerca. En el lapso de un día pensamos: ‘Oh, tenemos que escribir esto’. Esto es algo realmente genial”, precisó sobre el momento del hallazgo.

El descubrimiento de Gliese 12 b y otros planetas similares es fundamental para avanzar en nuestra comprensión de la habitabilidad en la Vía Láctea. Con más ejemplos como este, los científicos podrán mejorar significativamente nuestra comprensión de la diversidad de atmósferas y los resultados evolutivos de estos planetas, proporcionando una visión más completa de las condiciones que pueden llevar a la vida en otros lugares del universo.