Comenzó la tercera ronda de negociaciones ruso-ucranianas, esta vez en la frontera entre Bielorrusia y Polonia, centradas -según el jefe de la delegación rusa, Vladimir Medinski- en los corredores humanitarios.
Pese a la predisposición de las partes para volver a sentarse a negociar, las expectativas no son buenas. El presidente ruso, Vladimir Putin, puso como condición previa la aceptación por parte de Kiev de todas las exigencias de Moscú, especialmente la desmilitarización de Ucrania y un estatuto neutral para el país.
Además, el Gobierno ucraniano rechazó los corredores humanitarios que evacuarían a miles de civiles hacia Rusia y Bielorrusia tal y como propuso Moscú.
Por su parte, el representante ruso en las negociaciones entre Moscú y Kiev acusó a Ucrania de impedir la evacuación de civiles de zonas de combate y de “usar a los civiles directa e indirectamente incluso como escudos humanos, lo que es claramente un crimen de guerra”.
Este lunes, el ejército ruso anunció la suspensión temporal de ataques en algunas zonas con fines humanitarios y la apertura de corredores para evacuar a civiles de Kiev, Jarkov, del puerto sitiado de Mariupol y de la localidad de Sumi, cerca de la frontera rusa.
Pero la mitad de estos corredores se dirigen a Rusia y Bielorrusia, lo que “no es una opción aceptable”, dijo la viceprimera ministra ucraniana, Iryna Vereschuk.
Los civiles evacuados de las ciudades de Jarkov, Kiev, Mariupol y Sumy “no irán a Bielorrusia para luego tomar el avión e ir a Rusia”, advirtió.
El presidente francés, Emmanuel Macron, que habló con su par ruso el domingo, acusó a Putin de hipocresía y cinismo por su propuesta.
“No conozco a muchos ucranianos que tengan ganas de ir a refugiarse a Rusia”, dijo Macron en una entrevista emitida por una cadena televisiva.
Sin embargo, en Irpin, una pequeña localidad en las afueras de Kiev parcialmente controlada por las fuerzas rusas, se abrió un corredor humanitario oficioso para que miles de habitantes pudieran huir a través de un puente improvisado y por una ruta custodiada por soldados ucranianos y voluntarios.
“Estoy feliz de haber conseguido pasar, ahora todo irá bien”, comentó Olga, de 48 años, que fue evacuada con sus dos perros, informó la agencia de noticias AFP.
Desde el inicio de la ofensiva rusa en Ucrania, el 24 de febrero, diplomáticos de los dos países se vieron en dos oportunidades: la primera vez el 28 de febrero, en la región de Gómel, en Bielorrusia, cercana a la frontera ucraniana, sin grandes avances
La segunda, el 3 de marzo, en la frontera entre Polonia y Bielorrusia, en la localidad bielorrusa de Belovezhskaya Pushcha, instancia en la que no se logró detener los combates, pero se acordó la apertura de corredores humanitarios para la población civil, un operativo que tampoco pareció tener éxito al menos hoy.
La ofensiva rusa, lanzada el 24 de febrero, llevó a más de 1,7 millones de personas a salir de Ucrania, según la ONU, y muchas más fueron desplazadas dentro del país o están atrapadas en ciudades bombardeadas por Rusia.
En respuesta a la ofensiva, los países occidentales impusieron sanciones sin precedentes contra empresas, bancos y oligarcas para asfixiar la economía rusa y presionar a Moscú a detener su asalto.
Asimismo, el mundo occidental comenzó con un castigo y persecución a personas y personalidades rusas, como nunca se vio desde el antisemitismo de la Alemania nazi.
En el plano diplomático, al margen de las negociaciones directas, Turquía anunció que los ministros de Relaciones Exteriores ruso, Serguei Lavrov; ucraniano, Dmytro Kuleba y turco, Mevlut Cavusoglu, se reunirán el jueves en Antalya (sur).
Ucrania, sin embargo, todavía no confirmó su participación en el encuentro.
Y el presidente estadounidense, Joe Biden, se entrevistará por videoconferencia este lunes con Emmanuel Macron, el jefe de gobierno alemán, Olaf Scholz; y el primer ministro británico, Boris Johnson, mientras que Estados Unidos admitió que está barajando la opción de prohibir la importación de petróleo ruso.
China, en cambio, reiteró su amistad “sólida como una roca” con Rusia, pero se dijo dispuesta a participar en una mediación de paz “si fuera necesario”.
La agravación del conflicto y la perspectiva de nuevas sanciones hicieron que los precios del petróleo se dispararan.
El barril de Brent del mar del Norte rozó los 140 dólares, casi un récord.
Las bolsas de Tokio y de Hong Kong cayeron un 2,94% y un 3,87% respectivamente, mientras que las plazas europeas, tras haberse desplomado un 4% en la apertura, se fueron recuperando durante la jornada.
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