La Patagonia se eleva mientras los glaciares se derriten

Los campos de hielo que se extienden a lo largo de cientos de kilómetros en la cima de la cordillera de los Andes en Argentina y Chile se están derritiendo a uno de los ritmos más rápidos del planeta. Al mismo tiempo, el suelo que está debajo de ese manto de hielo se está desplazando y elevando a medida que los glaciares desaparecen. Ahora los geólogos han descubierto una relación entre la reciente pérdida de masa de hielo, el rápido levantamiento de rocas y una brecha entre las placas tectónicas que subyacen a la Patagonia.

Un grupo de científicos de la Universidad de Washington en St. Louis, Misuri, dirigidos por el sismólogo Douglas Wiens, han completado recientemente uno de los primeros estudios sísmicos de los Andes patagónicos. En una publicación en la revista Geophysical Research Letters, describen y cartografían la dinámica local del subsuelo patagónico.

Las derivaciones del estudio resultan muy relevantes ya que la información lograda tiene aplicaciones más allá de la Patagonia. Por la pandemia de COVID, los equipos no se pudieron retirar en 2020, y aportaron un año más de datos al estudio.

Los campos de hielo se derriten y el terreno se eleva

Entre las conclusiones han detectado que las variaciones en el tamaño de los glaciares, a medida que crecen y se reducen, combinadas con la estructura del manto que han visualizado en el estudio, impulsan un levantamiento rápido y espacialmente variable en esa región. Junto a Wiens trabajó Hannah Mark, ex becaria postdoctoral Steve Fossett en ciencias de la tierra y planetarias de la Universidad de Washington. Los datos que obtuvieron muestran cómo una brecha en la placa tectónica descendente a unos 100 kilómetros por debajo de la Patagonia ha permitido que material del manto más caliente y menos viscoso fluya por debajo de Sudamérica.

Por encima, los campos de hielo se han ido reduciendo, eliminando el peso que antes hacía que el continente se flexionara hacia abajo. Los científicos encontraron una velocidad sísmica muy baja dentro y alrededor de la brecha, así como un adelgazamiento de la litosfera rígida que recubre la brecha. Estas condiciones particulares del manto están impulsando muchos de los cambios recientes que se han observado en la Patagonia, incluyendo el rápido levantamiento en ciertas áreas que antes estaban cubiertas por el hielo.

“Las bajas viscosidades significan que el manto responde a la deglaciación en la escala de tiempo de decenas de años, en lugar de miles de años, como observamos en Canadá, por ejemplo”, sostuvo Wiens en diálogo con Phys.org. Esta situación explica por qué el GPS ha medido grandes levantamientos debido a la pérdida de masa de hielo. Otra dato interesante es que la viscosidad es mayor bajo la parte sur del Campo de Hielo Patagónico Sur en comparación con el Campo de Hielo Patagónico Norte, lo que ayuda a explicar por qué las tasas de levantamiento varían de norte a sur.

Ayuda a predecir cambios en el nivel del mar

En pocas palabras, cuando los glaciares se derriten, se elimina un enorme peso del suelo que antes los sostenía. Enormes cantidades de agua, antes almacenadas en forma de hielo, fluyen hacia los océanos. La tierra recién liberada rebota y se eleva. Aunque estos datos se lograron en los campos de hielos patagónicos, los científicos están viendo este comportamiento en otros lugares del mundo donde los glaciares se van derritiendo.

El movimiento continuo de la tierra, que se conoce como “ajuste isostático glacial, es importante por muchas razones, pero sobre todo porque afecta a las predicciones sobre la subida del nivel del mar en futuros escenarios de calentamiento climático. Mark dijo que una de las cosas más interesantes que descubrieron en este estudio fue que las partes más calientes y menos viscosas del manto se encontraban en la región de la brecha, o ventana de losa, debajo de la parte de los campos de hielo de la Patagonia que se había abierto más recientemente.

Mark y Wiens trabajaron con colegas del Instituto Tecnológico de California/Laboratorio de Propulsión a Chorro, la Universidad Nacional de La Plata, la Universidad Metodista del Sur y la Universidad de Chile para completar el estudio sísmico, que fue financiado por la National Science Foundation.

Nota: Enzo Campetella – Meteored