Cooperativas y pymes donan miles de barbijos, mantas y sábanas

Decenas de miles de barbijos, frazadas, sábanas y otros elementos son fabricados cada semana por cooperativas textiles, pymes y modistas voluntarias de toda la Argentina, que en ocasiones trabajan asociados a municipios o gobiernos provinciales y en otras destinan esos insumos directamente a los hospitales.

En Comodoro Rivadavia, la cooperativa textil Jointex elabora desde marzo camisolines, botas y cofias para colaborar con el personal de salud local. Julia Aguirre, presidenta de la cooperativa, explicó que “buscamos asesoramiento técnico sobre las telas y ahí apareció la colaboración del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) que nos acompañó durante la confección”, detalló.

En Trelew, la cooperativa de trabajo constituida por los ex empleados de Propulsora Patagónica, cuya planta reabrió tras afrontar un proceso de quiebra, donó 60 metros de tela para que se puedan hacer sábanas en el hospital, según explicó a Télam Armando Nok, uno de los integrantes de la cooperativa.”No tenemos mucha materia prima pero queríamos colaborar”, agregó.

En Bariloche, desde la biblioteca Néstor Kirchner del barrio Nahuel Hue, Carolina González realizó cientos de barbijos para donar a grupos de adultos mayores por medio del Centro de Atención y Articulación Territorial Nº 8 y a personal de salud; mientras Evangelina fabrica mascarillas para donar a diversas instituciones, principalmente para los bomberos voluntarios, como una manera de honrar a su hijo Cesar; así como en el barrio Usina de El Bolsón, Gladys Contreras confeccionó barbijos que fueron entregados al personal policial y a comerciantes.

En Santa Rosa, seis mujeres que habían sido despedidas de una fábrica de indumentaria formaron una cooperativa y hoy dejaron de fabricar camisas para generar una producción diaria cercana a los 500 barbijos para el personal de salud.

“Compramos algunas máquinas para reconvertimos”, declaró Vanesa Giménez a Télam, una de las costureras de la cooperativa Textil Witru, para quien “lo más importante es poder vender porque vivimos de lo que ganamos”.

Por otra parte, cuatro vecinas de la localidad de Toay, que empezaron la cuarentena haciendo barbijos para sus familias, hoy lo hacen para dependencias e instituciones.

En articulación con el Instituto Provincial de Acción Cooperativa y Mutual (Ipacym), la cooperativa tucumana “Teque” está confeccionando elementos de seguridad sanitaria para instituciones médicas y sectores vulnerables: “Todo nuestro personal está abocado a la fabricación de más de 10 mil barbijos, entre otros elementos”, dijo Sebastián Argañaraz, presidente de la cooperativa.

En la localidad bonaerense de Pigüé, funciona la cooperativa Textiles Pigüé, fundada en 2004 por los trabajadores de la ex Gatic luego del abandono de la patronal.

Hoy, en el marco de la pandemia, fabrican barbijos y uniformes: “Trabajamos con una guardia mínima y un grupo de 20 personas en instalaciones muy grandes”, señalaron.

En Tornquist, Atex Cooperativa Textil ya entregó “115 pares de cubres zapatos, 200 cofias, 85 camisolines descartables y más de 200 barbijos, se hicieron sábanas para el Hospital municipal de Tornquist y se están terminando 500 barbijos”, explicaron.

Romina es dueña de un pequeño comercio en Ensenada y comenzó a confeccionar tapabocas para entregar a instituciones y a vecinos, a quienes a cambio les pide alimentos no perecederos para entregar a personas de una zona humilde de la localidad.

Las 25 trabajadoras de la cooperativa neuquina Textil Traful Newen fabricarán 200.000 barbijos destinados a hospitales de la provincia, mediante un acuerdo que firmaron con el Ministerio de Salud local.

“Haremos 80 mil barbijos para el Ministerio, pero también estamos fabricando para clínicas y otros sectores que nos piden camisolines, ambos, cofias y botas”, explicó a Télam Marina Catilao, de la cooperativa.

En Mendoza, una diseñadora donó 150 juegos de sábanas para distribuir en hospitales. Además, se unió a varias modistas solidarias que trabajan desde sus casas en la confección de 1.000 barbijos para el Hospital Central de Mendoza: “Comencé a mandar mensajes y se viralizó mi pedido de dinero y de modistas”, explicó Dalila Tahan.

Por otra parte, los docentes cuyanos del Centro de Capacitación de la provincia confeccionaron batas, barbijos y mascarillas con impresoras 3D en la provincia. “Se está trabajando para armar 12.000 barbijos y tapabocas, también se están fabricando batas”, agregó el director de Educación de Técnica y Trabajo, Carlos Daparo.

En San Luis, la textil recuperada Compañeros Unidos Para Siempre se encuentra fabricando 2.000 barbijos con materia prima provista por la Asociación de Trabajadores del estado (ATE) para el sistema de salud provincial y otras instituciones.

“Es un aporte más para la reactivación de la empresa”, dijo a Télam, el secretario General de ATE San Luis, Fernando Gatica.

También la cooperativa textil Tupac Amaru, de Jujuy, está produciendo a razón de 3.500 barbijos por día en el marco de un acuerdo con el Gobierno jujeño, que provee el insumo necesario.

Además, otras tres cooperativas de Aldea Eigenfeld, Diamante y Rosario del Tala confeccionaron 500 juegos de sábanas, toallas y toallones para el hospital de La Baxada de Paraná; mientras diez cooperativas están produciendo 20.000 frazadas para los sectores mas vulnerables, y se están fabricando 35.000 barbijos, según informaron desde el Ministerio de Desarrollo Social.

“Las cooperativas están demostrando que en este contexto de pandemia tienen la capacidad productiva para saldar necesidades”, dijo la titular de la cartera, Marisa Paira.

Por último, la Universidad Nacional de Tierra del Fuego puso en marcha una agrupación llamada “Red Solidaria”, conformada por estudiantes, docentes y no docentes que se dedica a la confección de tapabocas para ser donados a diferentes instituciones de la provincia.

Además, personas de Ushuaia, Río Grande y Tolhuin “están realizando los primeros cortes de tela y la semana próxima estarán en condiciones de entregar la primera tanda de tapabocas”, explicó Nidia Benítez, coordinadora de la sede Río Grande de la universidad.