Los adolescentes necesitan una escuela y un docente que generen confianza

Así lo afirmó el magister en Salud Mental Comunitaria Daniel Korinfeld, en el marco del segundo encuentro del Seminario sobre Intervención en Situaciones Complejas para docentes organizado por el Consejo Provincial de Educación. A través de esta capacitación, los educadores trabajan sobre las herramientas necesarias para atender las “urgencias subjetivas” que se presentan en las escuelas. 

 

El Consejo de Educación está desarrollando el Seminario-taller “Intervenir en situaciones complejas en las instituciones educativas”, destinado a directivos, integrantes de equipos técnicos de las escuelas de Educación Primaria, Secundaria, de Educación Especial e integrantes del Equipo Técnico de Abordaje Temprano (ETAT), que dicta el Mg. en Salud Mental Comunitaria, Daniel Korinfeld.

El Lic. Daniel Korinfeld llegó, a Río Gallegos, para brindar esta segunda fecha presencial que tuvo lugar en la UTN. En esta ocasión, se refirió a los temáticas abordadas en el seminario y señaló  que está trabajando “con lo que llamamos urgencias subjetivas, es decir, un conjunto de situaciones que atraviesan los niños y los adolescentes estudiantes de nuestras escuelas”.

Estas situaciones están vinculadas a distintas problemáticas asociadas “con el consumo (adicciones), con autolesiones; con situaciones de violencia intra o extra escolar, de maltrato, es decir, un conjunto de situaciones muy variables pero que le pasan a nuestros chicos; aparecen en las escuelas y de algún modo los educadores las reciben y tienen que tratar de ver y pensar qué hacer con eso que les llega”.

En cuanto a las herramientas necesarias para el abordaje, el Licenciado señaló que “hay dos líneas de trabajo, una tiene que ver con detectar; pero en otros casos no hace falta detectar, son tan evidentes que entran como una especie de ola gigante al aula y trastocan toda la situación”.

Sobre las variables que se presentan de manera explícita, explicó que “a veces, dejan al educador con una sensación de mucha indefensión, de no saber qué hacer, y con una frase que se repite mucho que es “no estamos preparados para enfrentar esas situaciones”.

La actividad “en el seminario, a través de éste y de sus espacios de tutorías, apunta a hacer de esa afirmación (“no estamos preparados”) la pregunta: ¿estamos preparados?,  cuánto, cómo, qué herramientas sí tenemos, con qué recursos humanos y de nuestra propia formación podemos afrontar algunas de estas situaciones, acompañarlas y llevarlas a una mejor”, apuntó Korinfeld.

En el caso de tener que detectar, puntualizó que “hay urgencias que son estridentes, y no hay manera de no darse cuenta; pero están las otras mucho más silenciosas; estas últimas son algunas como acoso entre pares, que a veces los docentes no pueden percibir bien, son situaciones de un sufrimiento que llevan a alguno de los chicos a producirse autolesiones o incluso a hacer intentos de suicidio; en general, estos casos son muy subterráneos, muy silenciosos”.

Y luego agregó: “Allí se necesita una escuela, una situación y un docente muy abierto y muy disponible que logre generar la mayor confianza posible, que esté atento a lo cotidiano vinculado al aprendizaje. No a la vida de los pibes, pero sí al aprendizaje y a los procesos de la vida cotidiana porque los maestros están muchas horas con los alumnos”. Y subrayó la necesidad de “poder estar cerca y entonces seguramente muchas de esas situaciones -no todas lamentablemente, pero sí la mayoría- se pueden prevenir, anticipar, y encontrar un mejor acompañamiento”.

La actualidad

Por otro lado, el Magister en Salud Mental opinó que “a pesar de todas las transformaciones del lugar del educador y de la escuela, que es muy diferente hoy quizás de la de 50 años atrás, ésta sigue siendo un lugar de referencia para toda la sociedad y los docentes también; a pesar de que vemos situaciones tan complicadas donde la familia o algunos padres o madres ejercen violencia, o son querellantes ante la institución, o donde se reemplaza el diálogo por la violencia, casos que lamentablemente a veces aparecen, en general para las familias y para los chicos -niños y adolescentes- sigue siendo un lugar importante”.

Korinfeld consideró que “hoy en día, por eso (la escuela valorada positivamente) y por la visibilización de muchas cuestiones que tienen que ver con el maltrato, con el abuso, con la violencia de género, con la violencia en el noviazgo, (los casos) aparecen muy rápidamente en la escuela” y valoró esto como “un signo positivo, porque se puede intervenir mejor, y por otra parte, la escuela y sus docentes tienen más responsabilidades y se tienen que adaptar a estos cambios; la verdad que no es nada sencillo”.

La prevención

Por último, y en cuanto a las tareas de anticipación de las situaciones complejas, el Coordinador del Seminario-Taller manifestó que “hay que tener en cuenta dos cosas, trabajar mucho hacia el interior de la propia institución educativa, y en los lazos de los educadores con sus directivos, tratando de mejorar esa convivencia y lograr cierta coherencia interna en cada establecimiento para poder trabajar los conflictos, y tener espacios para dar y para pensar, cosa que a veces se hace muy difícil”; y en segundo término, y a partir de esa base, “eso mismo replicarlo con los chicos, es decir, generar situaciones de confianza, estar cerca de los pibes, seguir exigiendo las cuestiones que tienen que ver con los procesos de enseñanza-aprendizaje, pero estar muy disponibles y atentos a lo que pasa; me parece que esas son las mejores actitudes de prevención”.