Carlos Ulloa, símbolo del gimnasio Verón y de un barrio

Finalmente llegó el día y tras 30 años de trabajo accedió a su merecida jubilación Carlos Ulloa. Un líder social y deportivo del gimnasio Benjamín Verón, del Barrio Belgrano y de sectores aledaños. Con una reconocida trayectoria frente a este centro deportivo, Carlitos, como lo conocen, continuará al frente del gimnasio hasta fin de año a pesar de su retiro. Es que el amor por la labor, por el deporte, por el gimnasio y por la comunidad, no permitió que abandone la tarea. Importante reconocimiento de compañeros, vecinos, chicos y autoridades municipales por su labor.

Carlos Ulloa, un símbolo del Gimnasio Municipal Benjamín Verón, días atrás culminó un ciclo en su vida laboral, con la llegada de su jubilación. Ocupando el cargo de jefe de este centro deportivo, ubicado en el populoso barrio Belgrano, deja allí más de 30 años de trayectoria. Este hecho, que a más de un vecino dejó con una profunda emoción, ha movilizado también a muchos de los deportistas amateur que han pasado por este gimnasio.

Es que la figura de “Carlitos” Ulloa, como se lo conoce desde hace casi tres décadas, no ha pasado desapercibida en su labor diaria en el gimnasio Benjamín Verón. Más allá de su rol como trabajador municipal, ha sido el impulsor de prácticas de distintas disciplinas deportivas y a la vez un gran consejero porque a través de su función como líder deportivo, ha sabido contener a numerosos niños y adolescentes de las barriadas lindantes al centro deportivo ubicado sobre Batalla de Puerto Argentino y José Ingenieros.

La trayectoria dice que este compañero municipal, inició su labor en el área de Deportes de la comuna como líder deportivo, haciéndose responsable de la escuelita de Atletismo – una actividad que le apasiona-  con niños del gimnasio Juan Bautista Rocha. Esta labor comunitaria y de contención años después se trasladó al Gimnasio Benjamín Verón.

Con la humildad que lo ha caracterizado siempre, Carlitos  se las arregló con pocos elementos para lograr que chicos de escasos recursos puedan acceder a la práctica de algún deporte. Vio crecer a muchos de esos niños, quienes tuvieron la oportunidad de representar a su barrio y al gimnasio en disciplinas como fútbol de salón, vóley, pero principalmente  en los últimos años,  con uno de los deportes de gran crecimiento: el tenis de mesa.

Precisamente, que esta disciplina se comenzara a practicar en todos los gimnasios municipales es responsabilidad de Carlos Ulloa, quien a mediados de los noventa, con el resurgir de este deporte y que con el transcurrir de los años, lo transformó en una alternativa más de deporte social.

Entre tantas actividades que llevan su impronta, Carlos Ulloa desde el año 1993 se hizo cargo de la realización del tradicional Torneo Interfuerzas, que este año llevó adelante su vigésima edición. Además ha sido impulsor junto a su equipo de trabajo del encuentro de fútbol infantil “Benjamín”, por el cual han pasado distintas generaciones de futbolistas de nuestra ciudad.
En una nota como una manera de reconocer su trayectoria deportiva, dirigencial, Carlos Ulloa habló sobre lo que ha pasado en estos años, su amor y sentido de pertenencia al gimnasio, el acompañamiento de su familia, del personal del gimnasio Verón y de la comunidad.

¿Qué significan el gimnasio Verón y estos años en el ámbito del deporte municipal?

Muchas emociones he tenido en estos días que me hacen recordar mis treinta años en el área de Deporte del municipio. Primero, trabajé en el gimnasio Rocha y luego, desde el año 93 comencé a cumplir funciones en el gimnasio Verón, donde vine por seis meses enviado por el profesor Juan Carlos Cesano y acá me quedé.
¿Qué te motivó a quedarte en el Gimnasio Verón tantos años?

Vine a trabajar con la disciplina de atletismo a este gimnasio y llegué a un mes del comienzo de un torneo que se volvió importante como lo es el Interfuerzas. Acá realicé mi primera experiencia con el torneo de fútbol infantil Benjamín y así comenzaron mis primeros pasos en el ámbito del deporte municipal. Comencé con el atletismo familiar, tuvimos la suerte en aquellos años, de salir a competir a otras localidades en delegación de padres e hijos.
¿El Verón y el barrio Belgrano son lugares especiales?

Si, es mucho lo que significan ambas cosas, sobre todo este gimnasio, porque  durante años ha sido mi segunda casa. Esos sentimientos se los he ido transmitiendo al personal de este lugar, a los que están desde hace años y a los que han venido últimamente. Éste es un lugar que hay que cuidarlo y respetarlo, y los chicos que practican deportes en este espacio así lo sienten. En este lugar uno deja muy lindos recuerdos, de épocas de atletismo. Es emocionante cruzarse en la calle con un chico que vio crecer, que hoy es padre de familia,  que pasó por el gimnasio desde chico practicando un deporte y lo saluda con afecto. Eso para uno no tiene precio, vivo una mezcla de sentimientos que uno todavía no entiende y no caigo.
¿Sentís que el gimnasio ha sido un lugar de contención para los chicos del barrio?

Los chicos vienen desde muy pequeños, los traen sus padres, uno los anota en un deporte. El logro es conseguir que los chicos se apeguen y eso se refleja en la continuidad que tienen. Estos años he buscado darles contención a los chicos y hacerlos sentirse bien en este gimnasio, formarlos en algún deporte. Esas cosas se van transmitiendo. Siempre hemos hecho muchas cosas por los chicos, pero involucrando a los padres a la par. Hemos tratado de contener a la familia en las buenas y en las malas, simplemente con el objetivo de sacarle una sonrisa al niño.
¿Qué ha significado el tenis de mesa para el gimnasio?

La primera experiencia en el tenis de mesa, la arrancamos en el año 95 con un torneo que realizamos con la gente de Río Turbio, donde organizamos  una maratón de partidos en dos categorías. Ese fue el puntapié para posteriormente invitar a jugadores de Punta Arenas; nosotros teníamos sólo seis jugadores de tenis de mesa, desconocíamos muchas cosas de este deporte, pero de a poco nos fueron ayudando a crecer. El aporte de la  gente de Punta Arenas, de Río Turbio, me dio la posibilidad de ir capacitándome como entrenador. Desde ese momento, este deporte comenzó a captar el interés de los chicos. Nunca pensé que esta disciplina, en tan poco tiempo, nos daría la oportunidad de que chicos estuvieran en el ranking nacional y compitieran en torneos panamericanos, que formaran parte de la selección. Estos triunfos son un orgullo porque veo el progreso y esfuerzo que han hecho nuestros chicos. Fue un trabajo de años, fruto de los campamentos que han realizado Hernán Brizuela, con Gustavo Leigman de la Asociación Argentina de Tenis de Mesa, etc. Son cosas inolvidables que nos quedan.
¿La familia ha sido importante en estos años de líder deportivo?

El acompañamiento de mi familia ha sido importante. Puedo decir sin ningún tipo de vergüenza, que mis hijos se han criado en este gimnasio, se han desarrollado como deportistas y me han ayudado a llevar adelante mis objetivos. Mi mujer ha estado acompañando siempre, ayudándonos en el tenis de mesa, en las colonias, en todo lo que hemos necesitado. He tenido un aporte muy importante de la familia, sin ellos no podría haber estado los años que estado trabajando en este querido gimnasio.
¿Qué te han dejado estos años de trabajo?

Lo más lindo ha sido conocer gente. Por este gimnasio han pasado una cantidad enorme de chicos que hoy son padres y saludan, y eso te reconforta, es una caricia al alma. Todavía no puedo caer que me jubilé, lo que uno guarda de todo esto es el reconocimiento de los chicos que pasaron por el lugar.
¿Algún anhelo pendiente?

Mi gran anhelo es ver más grande este gimnasio con un espacio alternativo, cosa de poder brindar más oportunidades. Ojalá se pueda concretar para el bien de todos los vecinos y de los chicos.
¿Por qué característica te gustaría que te recuerden?

Me gustaría que se a acuerden de mí por los años que le brindé de amor a este lugar. Quedarme quieto en mi casa no puedo, de hecho voy a seguir trabajando en este gimnasio. No lo puedo asimilar, el lunes cuando me jubilé vine tres veces a ver que faltaba en el gimnasio. Este lugar es mi casa, por eso me voy a quedar a trabajar ad Honorem hasta fin de año, sólo para ayudar. Tengo aun una meta en lo deportivo para concretar, seguir formando entrenadores de tenis de mesa.

 

Al final de la nota Carlos Ulloa agradeció el acompañamiento del personal del gimnasio Benjamín Verón, de los distintos Directores de Deportes que han confiado en él, a su familia y a los medios de comunicación de la ciudad de Río Gallegos, que siempre han estado presentes para difundir las actividades que se realizan y que lleguen a más chicos.